lunes, 18 de febrero de 2013

¿Para que sirve el arte?

Esta mañana escuchaba opiniones enfrentadas sobre la actitud de los participantes en la gala de anoche de los Goya. Reconozco que apenas vi dicha retransmisión y que solo escuché los discursos de algunos de los premiados.

Sin meterme a dar o quitar razones, mi pensamiento iba más dirigido al motivo por el cual estas personas no pueden expresar libremente su opinión, sobre los temas que a todos nos preocupan y nos afectan. ¿Qué opinarían, los que critican su actuación, si tal y como está la situación en este país, se hubiesen limitado a acudir al acto, lucir su palmito y permanecer ajenos al resto del mundo?

Me pregunto si esas mismas voces no les hubiesen acusado de ser insensibles.

También me surge la duda del por qué no deben hacer públicas sus opiniones, por qué las palabras de alguien que vive de mover dinero en bolsa, sin producir, sin general trabajo a su alrededor, o de alguien que explota a sus trabajadores, les paga en negro, ha de ser más importante que la de alguien que se dedica al mundo de la cultura.

Cuando era pequeña siempre escuché a mi madre decir que lo que nos diferenciaba de los animales era la religión, las creencias. Quizás tenga razón, como en otras muchas cosas, pero yo creo que lo que nos diferencia realmente de los animales, es nuestra capacidad de creación. Que una persona pueda extraer de su mente y elaborar con sus manos, un cuadro, una escultura, una pieza de cerámica, o un precioso mantel de hilo, es mágico.

Que alguien con sus gestos, con sus palabras, con su voz, logre transmitirnos sentimientos que nos remuevan por dentro, para mi le concede la capacidad de opinar y creo que debe ser escuchado y respetado. En demasiados ocasiones se habla de los artistas con desprecio, como si su trabajo no fuese igual de duro que el de cualquiera. Valoremos las horas que un escritor dedica a su novela, que un actor pasa memorizando el guión de una obra, o que un letrista emplea en buscar las palabras exactas para su música.
Escuchemos, valoremos y después decidamos que opiniones nos resultan más interesantes, pero sin prejuicios.

3 comentarios:

  1. Pues verás yo tambien he oido algunas de las intervenciones de los invitados a la Gala de los Goyas. Tambien he oido algunos de los comentarios sobre dichas intervenciones.
    Efectivamente hay que dejar expresarse a todo el mundo, pero no creo que ser artista (de cine, teatro, televisión o circo)le de a nadie categoría moral o intelectual para dar lecciones a nadie. Concretamente, la alocución de Candela me pareció de una demagogia brutal y después de esa afirmación de hospital publico sin mantas ni agua debería dar detalles de que hospital, cuando y en que circunstancias pues me pareció una acusación muy grave para lanzarla mientras recoge un premio que le otorga una sociedad que mantiene dicho hospital sea cual sea al que se refería.
    Un beso

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    1. Hola Manuel. Mi intención no era defender, ni atacar, ninguna de las intervenciones,lo primero porque no las escuché todas. Mi reflexión iba más en la dirección de que no me parece justo que se decida quién y dónde puede no expresar su opinión. Y sobre todo, reivindicar la validez del trabajo creativo, que en ocasiones es denostado y poco valorado en todo su esfuerzo y dedicación. No se si un artista es alguien con categoría moral, o intelectual para dar lecciones, supongo que unos sí y otros no, pero no por ser artistas, sino por su trayectoria y por su nivel de compromiso para con sus congeneres.
      Un saludo y gracias por participar en el blog.

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    2. En eso estamos de acuerdo. Todo el mundo debe tener la posibilidad de expresar sus opiniones, desde un atril en el parque o desde un parlamento, pero me chirria cuando algunos desde posiciones mas que ventajosas (casa de lujo a veces en extranjero, uso de servicios privados de lujo, viajes en 1º clase, etc) se dedican a criticar y a dar lecciones. Es como ese cura que en el sermón riñe a los feligreses por no ir a misa, pero riñe a los que están en misa.
      El trabajo creativo, en cualquiera de sus facetas, tiene tanto o mas mérito que muchas otras profesiones pero cuidado, ser famoso, conocido etc., no puede convertirse en creerse el dueño de la verdad social por muy moderno o postmoderno que se crea uno. Me encanto oír a Barden hablando de las carencias hospitalarias del Sahara después de haber usado la medicina privada americana, en su modalidad de lujo, cuando fue padre, cosas del directo debe ser.
      Disculpa la extensión del post.
      Salu2

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