Hace bastantes años ya, cuando era pequeña, descubrí el placer por la escritura. Bucear entre las páginas de un libro, crear en mi imaginación el rostro de sus protagonistas, el tono de sus voces, sus formas de caminar, resultaba una experiencia increíble con la que ocupaba gran parte de mi tiempo libre.
Hace unos pocos años descubrí un nuevo placer, la escritura. Lograr que una idea que habita en mi mente se convierta, con tiempo y esfuerzo, en un libro, me parece un sueño, pura magia.
Y desde hace unas semanas, descubrí un nuevo placer, el de ser leída y comentada. Gracias a un grupo de gente muy especial, los jueveros, puedo disfrutar con las sensaciones que mis pequeños relatos despiertan. Gracias a ellos descubro diferentes visiones de un mismo texto, que me ayudan a reflexionar sobre las opiniones que mis historias generan. Por ello quiero dedicarles esta entrada, para darles las gracias de nuevo por invitarme a sus casas y permitirme compartir con ellos momentos de lectura y comentarios enriquecedores.
Nos seguimos leyendo. Un besote.