miércoles, 20 de febrero de 2013

Miedo al silencio

El sonido de la puerta, al cerrarse de golpe, convirtió el aire en una masa densa e irrespirable. Laura abrió la ventana y respiró con fuerza el viento de la calle. Los sonidos de la ciudad arrojaron un insulto cruel hacia el interior de su hogar muerto. El tiempo, sin pausa, continuaba; aunque su corazón y su vida permaneciesen inmóviles.

¿Es que nadie escuchaba su dolor? ¿A nadie le conmovía su vacío?

Una sonrisa macabra se extendía por su rostro cuando la ambulancia retiró su cuerpo del asfalto. Una venganza sin sentido, arrojada a quien la contemplase, como castigo por la soledad a la que había sido condenada.

6 comentarios:

  1. El dolor, la soledad, el vacío, el silencio cuando los sufrimos aislados, sin nadie que los mitigue con nosotros, son terribles, tanto como para acabar con ellos arrojando al mundo, como inutil grito, nuestra propia aniquilación. De una forma breve y tremenda lo plasmas en tu relato.
    Un abrazo.

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    1. La verdad es que sentir la soledad es algo que me provoca mucho miedo, no tener a nadie con quien compartir momentos de tu vida tiene que ser muy duro. Gracias por tu comentario.

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  2. wooommm!!!

    vaya, vaya y es que a veces sucede uno no sabe como ni por que...

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    1. Pero sucede, la realidad es muy dura a veces. Gracias por tu tiempo.

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  3. Duro... pero es así, la soledad la llevó a la desesperación y a llamar la atención con una venganza absurda.
    Un beso!

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  4. Una opción sin vuelta atrás, demasiado radical. Gracias por tu comentario,besote.

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