Siempre renegué de las citas a ciegas. Todo ese ritual
absurdo que las envuelve, me provoca desazón y vergüenza. Cómo ilusionarme ante
la perspectiva de un encuentro con alguien al que no conozco, por quien no
siento nada. Sin embargo con ella, es diferente, cierto que me consideraba
demasiado joven para que se fijase en mi, y en un principio su interés me asustó,
pero ahora que llevamos meses observándonos en la distancia, la idea de
conocerla me atrae. Como caballero, debería dejar que fuese ella la que
eligiese el momento y el lugar, pero no puedo ni quiero aplazar por más tiempo
nuestro encuentro. Mi cuerpo, enfermo y sin fuerzas, se encoje entre las
paredes de una diminuta bañera. La tibieza del agua que la desborda, logra
suavizar levemente el dolor de la cuchilla al sesgar la piel de mis muñecas.
Ahora sólo queda cerrar los ojos y acudir a su lado.
¡Qué fuerte!, hoy no estoy para esto y además con lo bien escrito que está.
ResponderEliminarSiento que la lectura del relato afecte tanto a tu ánimo. Para compensar te mando un besote.
EliminarUn texto conmovedor que sorprende en su conclusión. Hasta la mitad pensé que efectivamente se trataba de un encuentro romántico frustrado.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias por pasar por casa y comentar. Un placer tenerte aquí. Besote
EliminarLa luna como metáfora de la muerte, de esa cita a ciegas con la oscuridad del abismo... Un texto que impresiona, pero está muy bien escrito. Felicidades Alicia !!. Un placer leerte.
ResponderEliminarAbrazos desde mi azul mar :)
Gracias por tus palabras. Me alegro que te guste el relato a pesar de su dureza. Espero que vuelvas pronto por esta tu casa. Besote
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