Caminando hacia el olvido
No puedo estar muy lejos, apenas recorrí un par de calles, o eso creo. Seguiré caminado un rato más, confío que mis pasos me acerquen de nuevo a casa. Este portal es el mío; o quizás no, la llave no entra en la cerradura. Mi hija se enfadará conmigo, me repite una y otra vez que no puedo salir solo, que un día la voy a matar de un disgusto. No puedo decírselo, pero en ocasiones, cuando llega a casa por la mañana para prepararme la ropa y el desayuno, no sé quién es, no reconozco su cara, me asusta. No se lo contaré, se pondría triste, además no tiene importancia, porque al rato de oír su voz, todo vuelve a tener sentido, estoy en mi casa y ella es mi pequeña niña.
Ese joven me hace señales para que cruce la calle y me acerque, gesticula con la mano para que me dé prisa, parece conocerme. Corro todo lo que mis viejas piernas y mi bastón me permiten. Ya estoy llegando, estoy cerca.
- Abuelo, llevo un rato buscándote, mamá se asustó cuando no respondiste al teléfono.
- Estoy bien, sólo salí a comprar leche para el desayuno, y aproveché para dar un pequeño paseo- mintió el anciano.
- Acompáñame a casa, estoy cansado, - suplicó el abuelo aferrándose al brazo del muchacho, y suspirando en silencio por no ser capaz de recordar el nombre de su nieto
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Tu relato Alicia traen recuerdos que duelen, tremenda enfermedad que hace olvidar hasta lo que es amar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un dolor que es difícil de asumir, no quiero ni pensarlo.
ResponderEliminarBárbaro.
ResponderEliminarMe ha parecido una introspección en quien es consciente de su enfermedad y que refleja estupendamente el sufrimiento moral que debe sentir.
Tremendo.
Besos.
Esos sí que duele, debe desgarrar!
ResponderEliminarUn abrazo
Terrible y curel enfermedad el alzehimer. Hace un tiempo dedique una entrada en mib blog a este tema. Te dejo el link por si lo quieres leer:
ResponderEliminarLa Bitácora
Bss.
Con mis 77 años a cuestas, me tiemblan los dedos al posarlos sobre las letras del ordenador.
ResponderEliminarNo creo que pueda haber dolor mayor que no recordar a las personas que amas.
Esa ceguera del recuerdo es infinitamente peor que la ceguera natural.
Saludos.
Un relato que describe esa amarga sensación de olvido...Duele imaginarlo.
ResponderEliminarAbrazos desde mi azul mar :)
Esto si que causa dolor, ya no eres quien fuistes, y no se sabe quien eres. Es muy triste, muy triste, y se de que hablo.
ResponderEliminarUn abrazo
Me recordó a mi abuelo... cierta vez, entré en su habitación, me miró confundido y me dijo: no sé quién sos, pero te quiero mucho.
ResponderEliminarEse es el dolor que te llega hasta el fondo, más, cuando lo hemos admirado por su inteligencia, lo laborioso que era... en fin. En letras lo has puesto y me has emocionado muchísimo.
Besos!
Gaby*
Impactante, sobre todo si recordamos algunos casos que casi todos hemos tenido en la familia, ya sea por vejez extrema o por enfermedad.
ResponderEliminarUn beso
Un dolor lacerante... tener conciencia de dejar quien se ha sido, la vejez en su estado cruel e implacable. Se de lo que hablas, porque lo leo en los ojos de algún ser querido...
ResponderEliminarTus letras se convierten en emoción pura.
Un fuerte abrazo
me ha dolido el alma y se me ha apretado el estòmago de dolorosa anticipaciòn.
ResponderEliminarun abrazo
Bufff!!!Superimpactante y doloroso tu relato y muy bien retratado ese dolor tan cruel!Un beso
ResponderEliminarDuro Alicia, pero tan real que quisiera hacer desaparecer esa maldita enfermedad de nuestros ancianos, porque los aisla al no tener recuerdos...Pero para los familiares que lo sufren cada día, tiene qué ser terriblemente frustante al no poder hace casi nada por sus seres queridos.
ResponderEliminarEn mi blog tienes un regalito con tu nombre para tu blog, es mi manera de agradecerte tu jueves conmigo. Besos guapa amiga.
Gracias Lucía, me paso a por el regalo. Besote
EliminarTriste, doloroso. Un relato que roza la realidad por completo.
ResponderEliminarUn beso.
Posiblemente lo más preciado que posee el ser humano es su capacidad de raciocinio, la facultad de pensar, de recordar. Cuando el deterioro de esas facultades hace que desaparezca poquito a poco eso que nos hace diferentes, en los periodos de lucidez pienso que el sufrimiento ante esa indefensión ha de ser muy intenso.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
guuuuaaauuu!!!
ResponderEliminarme has dejado sin palabras y sin aliento, excelente relato
Una enfermedad bastante dura tanto para quien la padece como para sus familiares y que tú nos has sabido trasmitir muy bien desde el primero de los dos puntos de vista. Me ha dado penilla del pobre abuelo. Un beso.
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