Vivo bien.
Dispongo de comida en abundancia y de agua fresca
a mi disposición, siempre que el calor aprieta.
Disfruto de un pequeño jardín
por el que corretean delante de mi lagartijas y pájaros con los que me
entretengo jugando a cazarlos, también algún gato callejero ha sentido cerca
mis dientes, al despistarse y aparecer por mis dominios.
Como decía al
principio, tengo una buena vida, mis dueños son cariñosos, atentos y me cuidan
y respetan sin agobiarme.
Tengo claro que si volviese a nacer, y pudiese elegir,
no cambiaría nada en mi existencia, me gusta ser un animal doméstico, no
extraño a mis semejantes, no añoro su compañía.
Sin embargo, algunas noches, cuando esa mancha blanca y
luminosa que brilla en el cielo redondea sus formas y se muestra en toda su
inmensidad, algo en mi interior se transforma.
Mi sangre acelera su velocidad,
mi respiración se entrecorta y a mi
mente acuden escenas de vidas anteriores entre bosques y montañas rocosas,
rodeado de mis iguales, enfrascado en persecuciones sangrientas en busca de
alimento.
En ese momento no puedo evitar alzar mi morro al cielo y
proferir un largó aullido, una llamada, una señal en espera de respuesta.
Más lunas en casa de María José
Muy interesante el punto de vista de esa gatita lunera.
ResponderEliminarEl influjo de la luna, ¿que tendra esta luna que a todos nos transforma? Me gusto tu visión.
ResponderEliminarUn beso.
Es que la luna, aunque no se quiera transforma a las personas y eso es lo que le pasó al protagonista de tu historia.
ResponderEliminarUn abrazo
Es cierto...también ella inspira a los animales en su búsqueda interior con sus raíces primigenias...
ResponderEliminarSaludos jueveros...esta vez, con luna!
=)
La luna le hace recordar a sus antepasados, salvajes lobos, que se convirtieron en perros, por amistad a la humanidad. ¿Habrá sido ventajoso el cambio?
ResponderEliminar¡seguramente le debe responder de algún modo! ¡original relato Alicia!!!
ResponderEliminarBuen final, no puede olvidar sus orígenes, sus ancestros lo lobos que corrian libres por los bosques en luna llena. Muy bueno.
ResponderEliminarGracias por participar. Un besote
Genial!Me gusta como ha contado tu protagonista canino el instinto salvaje, aunque domesticado, que aún le queda.
ResponderEliminarla Luna nos influye a todos en nuestro comportamiento y nuestra forma de vida, y los animales también acatan sus designios.
ResponderEliminarMuy buen relato, me gusto leerte.
Besos Alicia.
Los instintos ahí están... no se puede luchar contra ellos!!
ResponderEliminarUn beso!!
la luna llena, causando estragos en algunos instintos... que miedo!
ResponderEliminarBss.
Miro intrigada a mi perro, mira que si éste tambien....
ResponderEliminarBajo el influjo de la luna puede suceder cualquier cosa.
Un beso
Me gusta como desgajas poco a poco los sentimientos de tu protagonista canino, desde la conformidad y la comodidad a la añoranza de lo primitivo... La luna y los álter egos...
ResponderEliminarDe seguro que la luna nos trae muchos recuerdos y ciertamente a todos nos transforma
ResponderEliminarHola loba lunera. Me ha gustado oirte y verte bajo el influjo de esa luna hechicera...
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Ese secreto que esconde hasta la luna llena, esa energía que la convierte en lobo. Me encantó tu relato.
ResponderEliminarUn beso.
Ese Lobo cautivado por la luna, que no necesita de sus iguales, pero que con ella es diferente. El misterio, la distancia, el brillo, incomprensible pero adorable.
ResponderEliminarMuy bueno, por un momento me he sentido hombre lobo.
Besos
Hola linda!
ResponderEliminarVeo que te sigue gustando la prosopopeya. Para mí, es un perro que siente el llamado de la luna como un resurgir de memorias instintivas, de ese "lobo" que fue.
Saludos!
qué inesperado final! me ha encantado!
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