sábado, 23 de febrero de 2013

Relato del jueves en domingo, saltándome las normas



La estación

El sonido de voces desconocidas se entremezclaba con la cantinela de la megafonía, y el traqueteo de las ruedas de las maletas que se desplazaban a toda velocidad por los andenes.
Mientras esperaba la salida de su tren, Lucía jugueteaba pensativa con un precioso anillo de oro que adornaba el dedo anular de su mano izquierda.
En pocas horas, uno de aquellos vagones, acercaría su futuro hasta transformarlo en realidad, en presente.
Siempre pensó que sus padres rechazarían su relación con Ernesto, por su diferencia de edad, su prometido era catorce años mayor que ella, y por que su condición de divorciado.
Pero sus progenitores apreciaban más sus virtudes, su apellido, su estudio de arquitectura en la capital, el círculo social en el que se movía, la influencia de su familia, que sus defectos.
Lucía amaba a Ernesto y él la adoraba, sus ojos, sus gestos y sus palabras no dejaban de demostrar la admiración que sentía por ella. Le gustaba cuidarla y protegerla, hasta la obsesión. En ocasiones, tanta devoción hacía que Lucía se sintiese como una frágil copa de cristal capaz de romperse al mínimo roce.
El sonido por megafonía anunciando la salida de su tren, hizo a la muchacha regresar de sus pensamientos.
Con calma recogió sus dos maletas del suelo, y subió al tren.
En la puerta de entrada al vagón, Lucía cedió el paso a una mujer mayor, de caminar seguro y resuelto. En agradecimiento, la desconocida le regaló  una sonrisa franca y sincera. Sin poder evitarlo, Lucía fijó sus ojos en el rostro plagado de arrugas de su compañera de viaje y trató de imaginar, las vivencias, las alegrías o el sufrimiento, que habían marcado aquellos caminos en su piel.
Tras comprobar aquel mapa irrepetible de una vida intensa, Lucía viajó a su futuro y se contempló en la casa de Ernesto, rodeada de tranquilidad, de calma y sin una sola arruga que marcase en su rostro las experiencias de su propia existencia.
Mientras caminaba por el andén agarrada con fuerza a sus dos maletas, Lucía escuchó como el sonido de su tren se alejaba portando, como único viajero en su asiento, un pequeño anillo de oro, que viajaba a reencontrarse con su dueño en señal de despedida.


30 comentarios:

  1. Lo cierto es que me he quedado desorientada, me has hecho pensar que el rostro con arrugas pertenecía a la primera esposa del tal Ernesto. Bs.

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    1. No eran las arrugas de una desconocida las que hicieron a Lucía reflexionar sobre su futuro. Un besote

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  2. ¿se arrepintió a último momento? ¿no quiso tener arrugas? jejeje...muchas dudas para personales respuestas!
    =)

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    1. Su miedo era no tener vivencias que marcasen sus arrugar, huyó de la tranquilidad, de la comodidad.
      Gracias por leer el relato.

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  3. Tomó una decisión, bien, pero que no la echara para atrás el mapa de las arrugas vividas, a ella también la marcarán o mala señal. Besitos.

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    1. Al contrario, lo que temía era el no tenerlas, el que la marcase su rostro al disfrutar de ella. Gracias por tu comentario.

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  4. Es verdad. La vida vivida, deja marcas. Una cara de porcelana demuestra que no se vivió o muchas cirugías plásticas. Al fin de cuentas, la vida es vida y las arrugas cuando llegan (que no se adelanten mucho...), bienvenidas sean: hemos caminado, reído y llorado. Tu relato me conmueve y lo disfruto. En pocas palabras me hizo reflexionar mucho....(bueno o malo, eso también es la vida, jajaj)

    besos y buen domingo

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  5. Tal vez por su juventud, la evaluación que hizo rápidamente Lucía, es la de una vida demasiado estructurada, junto a un hombre con vivencias que le aventajaban un poco por la diferencia de edad, y la posibilidad de un envejecimiento prematuro que le acortaba la posibilidad de experimentar nuevas situaciones, más libres, más audaces, menos estereotipadas. Sin dudas las arrugas vendrán tarde o temprano, a veces la vida te las adelanta por situaciones mucho menos predecibles.
    Una decisión que de algún modo, rompe a su vez con normativas familiares, por lo que entendí en el texto. Imagino la cara de su prometido al encontrar ese anillo en el tren... habrá pensado que su amada se evaporó en el aire!
    Besos! Gaby*

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    1. El miedo a no disfrutar de la vida, con sus cosas malas y con las buenas, la empujó a huir. Gracias por tu comentario.

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  6. "Mientras caminaba por el andén agarrada con fuerza a sus dos maletas, Lucía escuchó como el sonido de su tren se alejaba portando, como único viajero en su asiento, un pequeño anillo de oro, que viajaba a reencontrarse con su dueño en señal de despedida."
    y es que no había otro final posible...si en un momento antes dijiste, escribiste que el tal amado la mimaba mucho hasta dejarla atada,poco más o menos, claro, esa es la idea, la cual, por cierto, me desconcertó...pero claro,el final no podía ser otro a tono con esa manera de la protagonista...una protagonista libre y sin ataduras..lo cual ya tiene mérito proviniendo de una sociedad, de una familia encerrada en su propia casta..
    medio beso.

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    1. Que te cuiden está bien, pero también es necesario tomar decisiones propias, aunque te equivoques y sufras, la vida es eso. Gracias por tu comentario. Yo mando un beso entero jejeje

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  7. Hizo bien en mandar al anillo solo, creo que lo entendí bien ¿no?

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    1. Si hizo bien o no abandonando una vida cómoda y despreocupada por un futuro más incierto, pero en el que ella decidiría sus acciones, eso nunca lo sabrá. Eso para otra historia jejeje. Gracias por leerlo.

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  8. Muy bien planteado, mejor tomar esa decisión que no mas tarde tener que romper las reglas que voluntariamente ha aceptado. Eso si, se necesita mucha fuerza de voluntad y decisión para tomar una decisión de eso tipo y esa trascendencia.
    Un beso

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    1. Hay que ser valiente para decidir por uno mismo, pero es mejor que dejar que los demás te marquen el camino. Un beso

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  9. Si, también me quede desconcertada frente al final de aquel relato, la verdad es que me sorprendio

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  10. Una buena decisión tomada a tiempo, a veces las promesas de tranquilidad, y estabilidad son tentadoras, pero yo creo que uno siempre tiene que jugarse a seguir a su corazón. Buen final. Un beso!!!

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    1. Muchas gracias por leerlo, y por tu comentario, yo también pienso que acertó al elegir otro camino, aunque fuese más complicado.

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  11. Vio el futuro, la vida casi llegando a su final y no quiso reducir la suya a la rutina del matrimonio con un hombre que la amaba de forma obsesiva. Tuvo un momento de clarividencia. Creo que acertó bajándose del tren.

    Un beso.

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    1. Yo también lo pienso, es mejor arrepentirse de las cosas que una hace y no de las que deja por hacer. Un besote.

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  12. Me ha dejado tu relato sin habla, una idea original, la metáfora de las vivencias con las arrugas en el rostro de la pasajera perfecta y el dejar el anillo en su asiento para vivir la vida sin superprotección, ¡genial!, la verdad, tu relato es una joya, me ha encantado de principio a final, precioso, miles de besossssssssss

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  13. Muchas gracias por tus palabras, que subidón que te gustase tanto. Un besote.

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  14. Difícil y madura decisión, "Mi anillo, por unas arrugas" llegó a gritar en su interior y se respondió de vuelta a casa.
    Metafórico y aleccionador, pero poco creíble para los tiempos que corren.
    Muy buen texto, engancha y sabe a poco.
    Besos.
    Alfredo

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  15. Bonito relato, aunque nos dan cremas para quitarnos las arrugas. Un beso.

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  16. Magníficamente bien planteada la posibilidad de ese futuro de acomodo, sin riesgos propios, sin vivencias, colmada de atenciones y mimos. Sin embargo me lleva a cuestionarme si son incompatibles las atenciones, los desvelos, la dedicación a procurar el bienestar de una persona con procurar al mismo tiempo que tenga un espacio propio, una libertad de pensamiento y acción, un desarrollo individual. Mi respuesta no coincide con tu planteamiento, pero entiendo que el riesgo de que suceda como tú dices, existe. Bajo ese prisma, tu protagonista optó por lo que consideró mejor.
    Magnífico relato.
    Un abrazo.

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  17. Una decisión dificil y valiente la que tomó la protagonista del relato, optó por su libertad y no tanto por los mimos y su acomodo.
    Un abrazo

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  18. Uf! Menuda decisión en el último momento. Mejor así, que no andar luego con arrepentimientos. Claro, que supongo que le resultaría difícil decidirlo.

    Bss.

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  19. Tomar una decisión así, cuando todo lo que te rodea te empuja a lo establecido, es de valientes. Ella eligió ser la dueña de su vida. Muy bien dibujado ese final, uno la ve caminar aferrada a sus maletas.
    Un abrazo.

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